sábado, 23 de diciembre de 2006

Soledad

El gélido aliento de la noche golpea, con pertinaz insistencia, los cristales. En la cumbre de algunos árboles, las hojas más resistentes al otoño, se balancean esperando su caída al infinito. Miles de ventanas cerradas al mundo. Alguna luz en la distancia. Calles y plazas vacías. Nadie. Silencio. El azul helado del firmamento descubre a la madrugada estrellas y luceros. Descalza, camina la luna blanca entre la escarcha anunciada.
Sueños abrigados, inertes, elevan su vuelo a mundos donde lo irreal se trastoca en realidad. Algún suspiro, nacido de las profundidades del alma, se funde levemente en la quietud.
Duerme, corazón, duerme... Duerme y sigue soñando. Mientras, en la calle, las hojas muertas se alzan en pequeños remolinos. El invierno sigue su sendero.
Y la piel de la aurora se viste de soledad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Actualizaaaaaaaa!!!!!!! Ainssss, tu soledad y yo esperamos más palabras...